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Kedada
Título Kedada
Resumen <p>Manada tomando la ciudad y secuestrando a la misma noche</p>
Especies implicadas
Genero de los personajes principales (usar M, H, m, h para macho o hembra adultos o no, por ejemplo, M/F/m significaria un adulto macho, una adulta hembra y un cachorro macho)
Etiquetas (palabras por las que se encontraria la historia, separadas por espacios. Por ejemplo: fantasia rol ciencia transformacion lobo)
Género (Novela, cuento, poesía, ensayo) cuento
Enviado por Prenderfast

Entramos riendo, empujándonos, haciendo bromas, pokeándonos los unos a los otros, desafiándonos a ver quien bebía más, quien bailaría peor, quien montaría drama el primero al tirarle los tejos a alguno de los perros camareros semidesnudos de la discoteca. Los dos gorilas enormes de la puerta nos miraban, la gogó cisne bailaba en su jaula al ritmo del tecno y el dance, las luces láser se reflejaban en los espejos, el retumbar de los bajos del tema que sonaba se metía en nuestros huesos, atravesaba la música mi piel, reía, botaba, mis dedos se movían al ritmo de la música ya antes de terminarme de cuatro tragos mi bebida energética de color celeste. La música química, biohazardiuosa nos tomaba, me elevaba, reía flotando en la música, lancé mi cabeza al cielo, solté una carcajada, elevé los brazos, cerré los ojos, bailé sonriendo rozándome con herbívoros y carnívoros, machos y hembras, deslizándome sudoroso entre la multitud danzante, botando, saltando, ensayando posturas, mis labios repitiendo las palabras de la canción, inútil cantar, nadie oiría mis gritos:

Cool cos I'm wired and I'm out of my mind
Warms the dope running down my spine
But I don't care 'bout you and I've got nothing to do
Free as the warmth in the air that I breathe

Siento mis pulmones llenos de risa, mi piel brilla, es roja, verde, azul, otra vez roja, es negra cuando las luces chocan contra los otros danzantes, el suelo retumba con nuestros saltos, todo brilla, luce, arde, vislumbro a los demás aquí, allá, bailando solos o en pequeños grupos, más allá anda el resto rodeando una mesa con todos los abrigos y las copas, me rio, me giro, ¡Sí!, ya era hora, por todos los Dioses, me contoneo hasta la mesa, les hago gestos, venid, venid. ¡Bailad!, bailad, malditos, quiero ver cómo bailáis, quiero ser de la misma masa de miembros danzantes, colas, morros, garras, zarpas, alas, todos gastando nuestras energías, entrelazando nuestras colas, rozando nuestros hocicos, riendo, empujándonos, un mismo ritmo, sangre volando en nuestras arterias al ritmo del mismo tambor, temblor, tambor temblón, la adrenalina me posée, ¡Sí! Grito, canto, bailo, mi cola tiene vida propia surcando la pista en espirales y caminos que sólo ella conoce, yo sigo a donde me lleva, me dejo llevar, ojos entrecerrados, garras sueltas, relajadas, muslos en tensión, retorciéndose felices entre las ondas de la música que me rodea.

You are my drug boy
You're real boy
Speak to me boy
Dog dirty numb cracking boy
You're getting wet boy
Big big time boy

¡Tambores! ¡Tambores en lo profundo! No puedo más, el sudor vuela en todas direcciones desde las puntas de mis cabellos, mis pies arden, arden queman, ah, mis pies de fuego, ¡mis ardientes pies de fuego! Crescendo, todo gas, todo volumen, en el centro de la pista el climax llega, me toma, me eleva, grito, rio, llameo, me carcajeo, me estremezco, estallo. Me paralizo, me estremezco, la canción termina...

Estoy medio muerto, no sé cuánto tiempo he bailado, nada me importaba, yo, la música, la música y yo, miro el relog, me sorprendo, siento los brazos pesados, los amigos me rodean, me alargan un vaso de tubo lleno de líquido celeste, bebo, rio, brindo, me abrazo a ellos, hacemos bromas, nos empujamos, nos intercambiamos movimientos de baile tontos, a cual más tonto, reímos, entonces le veo, entonces le miro, entonces le veo realmente.

No le recuerdo en la pista, es él, el buen Tim, el furrito silente, el buen Tim que nos ha estado observando, bebiendo su bebida a pequeños sorbos, cuidando nuestras copas y nuestros abrigos mientras lo dábamos todo en la pista, pidiendo nuestras copas por nosotros, no ha bailado. No ha bailado, no puedo creerlo. Me aproximo. "¿Bailas?" Niega con la cabeza. "Baila". No. "Baila conmigo". No. Le cojo del brazo. Se resiste. Le miro sorprendido. Un láser azul acaricia su cara. Esa cara que nunca había mirado realmente. Le veo. Te veo. Le suelto. La adrenalina, mis músculos ardiendo, mis arterias hiperventiladas, mi cerebro sobreexcitado recoloca los surcos neuronales de mi mente de música y ritmo mecánico, vapor y rayos, Dioses y Selvas de la China. Lo entiendo todo y lo comprendo todo. Estoy flipando. No ha bailado, no bailará, no quiere que le miren. Nadie más nos mira, todos bailan, saltan, cantan, se empujan entre ellos, él es la isla de roca firme en la tormenta, el pilar de acero en el temporal, el lucero del alba en el desierto perdido. Sus ojos son dos círculos blancos tocados por los lásers verdes, azules, rojos. Sé de repente todo. La música tiene otro sentido. Sé lo que tengo que hacer. Poso suavemente mis labios sobre su oreja y le susurro "ven", tiro suave de su brazo, se resiste un segundo hasta que advierte que no le llevo hacia la pista de baile sino que le alejo de ella, le llevo arriba, a las escaleras del piso superior, y más arriba aún, a la terraza del gallinero, y más arriba aún, por la puerta que lleva al tejadillo del local, vislumbro abajo la pista entera llena de bestias danzarinas donde estaba en mi elemento y advierto que es el último lugar en donde quiero estar ahora mismo. Llevo reticente tras de mi a Tim, sujeto de la mano. Me sigue a la azotea, dejo la puerta entreabierta para no quedarnos atrapados, sólo los graves del tema nos llegan, no sé qué estará sonando, no me importa. Su ritmo nos alcanza, cojo las dos manos de Tim, le llevo al centro de la azotea, las estrellas brillan en el cielo naranja y negro, el aire helado convierte en humo nuestro aliento, sonrío, la sonrisa perfecta, la mejor sonrisa de mi vida, le suelto las manos, retrocedo bailando dos, tres, cuatro pasos, mi cuerpo se mueve al ritmo de los retazos de la música que nos alcanza, bailo, bailo despacio, sin dejar de mirarle, sin perder el contacto visual pues sé que si dejo de mirarle mi embrujo desaparecerá, huirá el embeleso, no puedo dejar de mover mis músculos, debo seguir el ritmo, patear el suelo, bailo en su mirada, su rostro una máscara de sorpresa, ojos abiertos, manos crispadas, boca abierta de sorpresa. Río y bailo en su mirada. Me acerco a él, le rodeo con mis brazos, acaricio sus hombros, recorro su espalda tensa, paso un instante mis diez dedos por su nuca, ligero, veloz, acerco de nuevo mi boca a su oreja y mi vapor choca y entra en su oído: "Baila. Baila, Tim, baila".

 

Me alejo sin dejar de atrapar su mirada con mis ojos, la luz de las farolas rebota en los cristales y persianas y nos baña, Tim crispa los miembros, cierra los ojos, asiente. Asiente, asiente, asiente al ritmo de la música, su cabeza ya está bailando, veo como de su cuello se extiende por todo el cuerpo la relajación de los nervios, la calma baja por sus brazos y sus piernas, empiezan a moverse, se abren, se cierran, se abren, se elevan, bajan, sus manos acarician sus brazos y su pecho, recorren sus caderas, vuelven a subir. No abre los ojos, comienza a girar, la sombra, el esqueleto, la huella de una canción nos alcanza desde lejos, el suelo vibra con el bajo ritmo de tambores, Tim está bailando, sin que la masa le mire, sin que la vergüenza le paralice, sin que nadie más que yo le vea, su colita sacudiéndose al ritmo apenas sentido, sus miembros se elevan y me arde el alma, los ojos me queman, toda mi piel siguiendo su ritmo y yo no sé qué veo ni qué oigo, soy todo música y Tim, y Tim, y Tim, soy Tim, y aunque no oigo ninguna canción por mis oídos pasan a la vez en mil instantes todas las canciones que he amado, todos los temas que algo significan, todas las palabras resonantes, todas las noches más gloriosas, mirando cómo baila Tim para mi, conmigo, con sus ojos cerrados y su boca con una sombra de sonrisa, lento y firme, con una firmeza y una gracia gloriosas, divinas, como nunca había visto, es perfección, es agilidad, es piel fluyendo imponiendo su ritmo perfecto a la misma música, no noto la fría noche, no noto las gotas de sirimiri mojándonos la piel. La ropa empapada en sudor y amor, es como si no la llevara puesta, yo soy Tim y Tim soy yo, y lo demuestro avanzando hasta él, siguiendo su ritmo suave y firme, y me adapto a sus movimientos como un solo cuerpo, pegados, uno, dos corazones, un sólo tam tam, dos bocas, un ronroneo, un sólo beso infinito y eterno, dos mentes, bailando un mismo baile toda la noche, por mil noches, diez mil noches, todas las noches. Bailamos. Es mio. Soy suyo. Somos uno.

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La más leída: Kedada
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