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Mi novela. Primer capítulo.

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Mi novela. Primer capítulo.

Notapor Franky » 08 Dic 2010, 15:06

Bueno, he aquí el primer capítulo de la novela que llevo escribiendo desde hace un año. Espero que os guste, aunque puede resultar fuerte debido a su contenido sexual, político y religioso, así que absténganse menores, fascistas, comunistas, sociolistos, fundamentalistas de cualquier especie y demás estatistas recalcitrantes XDDD.

Por cierto, está no es la redacción definitiva. En el proceso de escritura una obra puede ser sometida a cambios con el fin de hacer variar cosas de la trama o corregir cosas en la ortografía, el estilo, etc.... Así que la versión en libro seguramente será distinta.


La Rebelión de los Carnívoros.

Capítulo 1


Yokohama, Japón
Planeta Tierra
Imperio Terrestre
Año 2128


No era una tarde feliz para John King, el pastor John King, el pastor anglicano de la iglesia de Saint Michael de Yokohama. Su hija quería ir a una fiesta que organizaban unas amigas de su instituto y a él no le hacía mucha gracia.
-¡No, no y no, Ayn! -se quejaba mientras comía- ¡No quiero que vayas a esas fiestas rave!
-Pero, papá -le contestó la chica-, todos mis amigos y compañeros van a ir allí.
-Si todos tus amigos se tiraran a las vías del metro de Tokyo, como hacían los parados durante las crisis
económicas de finales del siglo XX y principios del XXI, ¿tú lo harías?
-¡Pues claro que no! -exclamó indignada- ¡¿ Cómo iba a ser capaz de hacer semejante barbaridad?! ¡Soy cristiana como tú, papá!
-El problema, hija, es que, para empezar, en ese tipo de antros a los que quieres ir se consumen todo tipo de sustancias tóxicas: marigüana, cocaina, éxtasis, etc... Por no hablar de que la mayoría de la gente que va allí no son protestantes.
-Pero cariño -intercedió Jane, la esposa de John-, Ayn estudia en un instituto episcopal.
-Mira, querida, yo en mi juventud, antes de ordenarme sacerdote, solía ir a las discotecas de Leicester Square y te puedo asegurar que allí se mezclaban fieles anglicanos con toda clase de paganos y ateos. Al fin y al cabo, esos portales al Infierno son de acceso público. ¿Quien nos asegura que no entrarán allí los estudiantes shintoistas de otros centros. Por cierto, cielo -dijo, dirigiéndose de nuevo a la chica-, ¿donde se celebra esa orgía pecaminosa?
-¡Papá! -le recriminó.
-¡John! -le siguió Jane.
-Disculpa, pero si todos esos jóvenes no van a la iglesia, se niegan a rezar a dios, confesándole sus pecados y continúan adorando a falsos ídolos, cuales obstinados papistas, no entrarán jamás en el Paraiso y se quedarán presos en el Infierno hasta el Día del Juicio Final.
-Entonces creo que deberías ser más vehemente en tu labor apostólica, esposo mío -le sugirió su mujer-.
-Ya lo hago, Jane, pero ten en cuenta que la gente de este país sigue adorando a las fuerzas de la Naturaleza. La verdad es que me dan pena los católicos por las mentiras que cuentan para justificar que unos cuantos centenares de miles de japoneses van a sus templos paganos. Vamos, si las estatuas de los dioses shintoistas se derrumbaron cuando Francisco Javier predicó a los indígenas, yo soy el arzobispo de Canterbury -rió para sus adentros con sorna-.
-A mí me parece que, si las analizamos friamente, resulta que las dos religiones tampoco se diferencian demasiado una de la otra -aventuró su hija-. Al fin y al cabo, las dos creen en una divinidad suprema, un mito de la Creación, un código de valores morales (si bien no son coincidentes), la vida en el Más Allá, la lucha entre la Luz y la Oscuridad, etc.
-Tonterías, Ayn. Recuerda lo que le dijo Dios a Moisés: no esculpirás falsos ídolos -sonrió satisfecho al recitarlo-. No hay una prohibición del paganismo por parte de nuestro Señor más categórica.
-Pues yo le oí decir al detective Inu que los dioses nacionales de Japón pueden ser manifestaciones de Dios, como las ramas de un mismo árbol.
-¿El detective Inu? -el pastor hizo una mueca de desagrado que afeó su rostro curtido y severo- ¡Qué sabrá un cánido sin alma de los designios divinos!
-Pues realmente es un perro muy culto y, además, un especialista en religiones, incluida la propia suya.
-A lo que ese saco de pulgas y tú llamais religión la Comunión Anglicana y yo lo llamamos superstición y satanismo.
Al oir esto, las dos féminas rompieron a reir. El cabeza de familia las miró como si se hubieran vuelto locas.
-¿He dicho algo gracioso? ¿He contado algún chiste -preguntó contrariado.
Cuando se recuperaron del ataque de locuacidad, le contestó su mujer:
-John, tu religiosidad es tan radical que a veces pienso que eres una reencarnación de Osama Bin Laden.
El marido elevó el dedo índice con energía y dijo:
-Soy radical porque he interpretado los pasajes bíblicos de una determinada manera. Algo de lo que, por cierto, jamás podrán presumir los papistas que siguen las consignas de su obispo y de sus viciosos cardenales. ¡Ah, como me mortifica ver que esa gente quería prohibirnos la prédica de nuestra religión en el pasado.
-Y suerte que ya no lo pueden hacer porque el Estado del Vaticano fue suprimido tras la Tercera Guerra Mundial por actuar de espaldas a los Estados Unidos de Europa y de América-le contestó Jane. S
-Si, gracias a eso ya soportamos mejor a los católicos, aunque esos apestosos carnívoros tengan su propio papa particular.
Su esposa se molestó por semejante comentario.
-No es justo que digas eso de los furrys -le recriminó a su marido-. La mayoría son gente honrada que solo quiere ganarse la vida ayudando a los necesitados.
-No lo dudo, querida -le contestó secamente él- Pero sinceramente, el que muchos de ellos, sobre todo los que viven por estos parajes, sean sacerdotes paganos no les salvará del Infierno.
-Bueno, papá, ¿me dejas entonces ir a esa fiesta de la que te estoy hablando, por favor? -pregunto la chica, desviando el tema, pues le molestaba la cerrazón mental de su padre en cuestiones religiosas.
Su padre suspiró, convenciéndose de que si no la dejaba ir no tendría paz.
-¿Me prometes que no te meterás en líos y que no te quedarás sola frente a los chicos?
-Te lo prometo, padre.
-Está bien, te creo. -contestó levantándose de la mesa- Voy a hacer una llamada. Quedaos aquí.
Se dirigió al cuarto de estar, donde había un teléfono al lado del sofá, encima de una mesa con un cajón donde guardaba su agenda. En ella el pastor tenía escritos los números de todas las personas que conocía en Japón y en los demás paises en los que había vivido durante toda su vida, incluido el de su hermano George, quien vivía de la agricultura en una granja de Canadá. El objeto en cuestión era de color negro y relativamente pequeño, aunque grueso; y tenía las hojas amarillentas por el correr de los años. Sin embargo, John lo consideraba lo consideraba una de sus posesiones más preciadas, junto con la Biblia, porque sabía que conservaba los nombres de aquellos que más le habían ayudado en el pasado, a pesar de que no todos eran realmente de su agrado.
Abrió le cajón y sacó la libreta, pasando las páginas mientras musitaba entre dientes "Detective Inu Akira, detective Inu Akira". Al fín detuvo su búsqueda y descolgó el teléfono, pulsando un botón y marcando un número. Esperó mientras llegaba la información al otro lado.


El detective Inu Akira estaba tambien comiendo cuando sonó su móvil. Siempre lo llevaba en el bolsillo de su chaqueta por si ocurría algún imprevisto o le llamaba álguien para ofrecerle algún caso. Sin embargo, al investigador no le hacía gracia que le molestasen mientras almorzaba, y menos cuando estaba pasando un agradable rato con tallarines y su esposo Hiro, las dos cosas que más amaba en el mundo aparte de los dioses, su país y su propia familia. La pareja se había conocido cuando entraron en la guardería.Sus padres eran policías y como primogénitos les correspondía a sus hijos continuar con la tradición familiar . Pronto conectaron el uno del otro gracias a sus aficiones comunes (, buena comida, pelis de acción, bushido, etc...) y empezaron a salir por los locales nocturnos de Shinjiku en su adolescencia. Aunque ambos eran bisexuales, en un principio su relación era de amistad y no se sintieron atraidos físicamente de forma mutua. Fue tras su entrada en el cuerpo cuando su amistad de toda la vida se convirtió en amor. Durante una de sus primeras misiones como policías, Hiro estuvo a punto de ser herido por un traficante de drogas que quería atacarle por la espalda, pero Akira le pegó un tiro al criminal cuando éste apuntaba a su amigo Al darle éste las gracias, el perro le abrazó diciéndole que no quería que muriese porque estaba enamorado de él. Su compañero le confesó que él también lo quería, pero que hasta entonces no se había atrevido a confesárselo por temor a ser rechazado. Emocionado, el cánido lo abrazó y ambos se reunieron con sus compañeros, quienes los miraron con sorpresa, pues nunca los habían visto cogidos de la mano. Un añó mas tarde, la pareja se casó en el santuario Fushimi de Kyoto, siendo bendecidos por el dios zorro Inari.Los dos jóvenes animales (Hiro es un gato) querían casarse allí por dos razones: ambos eran muy patriotas y deseaban reafirmar su lealtad a Japón, a Asia y a la Tierra y a pesar de que la milenaria ciudad ya solo cumplía únicamente una función religiosa y el nuevo centro económico y político del continente era la china Hong Kong. De todas formas, después de la boda fueron de luna de miel a ese gran y famoso puerto del mar de China. Allí disfrutaron con su variadísima comida, sus animadas discotecas nocturnas, la visita al palacio del gobierno y las apasionadas noches de amor en el hotel Sun Yat-sen. Akira dijo que su sueño era crear su propio negocio para irse de vacaciones siempre que quisiera. Su esposo le contestó que debería hacerlo en cuanto tuviera algo de pasta, contestándole el perro que así lo haría. Pasaron ocho años antes de que se hiciera realidad su sueño. Para entonces ya eran inspectores y, a pesar de su juventud, eran los mejores policías de su distrito. Sin embargo, los dos amantes detestaban la rutina en la que había caido su trabajo y deseaban ser libres. De hecho, la cosa que más les atrajo mutuamente fue su individualismo y su deseo de ser independientes. Si explotaban semejante virtud, llegarían a ser los mejores detectives de su país. Por ello le pidieron a su comisario la excedencia para probar suerte en la investigación criminal privada. Su jefe les dijo que no hicieran eso, que la gente de Yokohama les admiraba por haber hecho la ciudad un lugar mucho más seguro y que él mismo estaba pensando recomendarles para sendos altos cargos en algún lugar cercano a la capital, como Taiwan, o la misma Hong Kong. Sin embargo, los inspectores se mantuvieron inflexibles y dijeron que antes valoraban más su libertad que su bienestar económico. Con lágrimas en los ojos, el comisario Iwasaki les deseó suerte en su nuevo trabajo y organizó una fiesta de despedida dedicado a ellos. Fue un guateque inolvidable en el que no faltó la buena música New Wave, los aperitivos y comidas de tpdas partes del mundo, el fuerte alcohol que alegraba los corazones. Después de la cena, el jefe de policía les dedicó un discurso en el que exaltaron las cualidades de sus dos detectives: honor, valentía, entrega, amor por sus compañeros y por la libertad, etc... Akira e Hiro nunca olvidaron estas hermosas palabras y prometieron que seguirían ayudando a la policía siempre que ésta necesitara su ayuda, contestándoles el comisario que así lo harían. A partir de entonces, la agencia de detectives Inu y Neko operó en el propio domicilio conyugal de los aludidos, convirtiéndose éstos en los investigadores más solicitados de Tokyo. La verdad es que las cosas no les iban nada mal un año después, ya que cobraban primas altas a sus clientes más adinerados mientras que trabajaban gratis o por un módico precio para los menos afortunados. Ello les permitía irse de vacaciones todos los veranos y pagar las facturas y el alquiler que establecía el gobierno planetario sin problemas, así como visitar de vez en cuando a sus propios padres en Kyoto y a los de su marido en Nara. De hecho, este verano pensaban reunir a las dos familias en Yokohama para hacer un viaje por el continente que culminara en la capital. El cánido esperaba que este nuevo caso le proporcionara beneficios suficientes como para poder financiar ese proyecto.
El móvil sonó otra vez. El perro dejó los palillos en la mesa mientras decía al gato negro:
-Vaya, parece que los clientes no pueden esperarse a terminar la comida para solicitar ayuda a los detectives privados.
-Habrá que contestar entonces. -le respondió su esposo- Puede ser un caso importante.
Akira se levantó suspirando del kotatsu y se dirigió al vestíbulo. Era un Akita inu muy atractivo y relativamente musculoso, aunque sus principales habilidades eran la inteligencia y las armas. Vestía un kimono negro con caracteres japoneses relativos al bushido escritos en él. Complementaba esta bata con unos hakama (pantalones) blancos y un obi (faja) de color amarillo. Ésta era su ropa favorita y la solía llevar cuando estaba en casa como aquella, aunque para las misiones solía llevar ropa occidental. Lo único que faltaba en su indumentaria eran las getas, pero no las llevaba porque los furrys no las necesitaban al tener unas patas traseras fuertes y resistentes frente a las inclemencias del tiempo y del medio. Sin embargo, lo que más le gustaba a Hiro de su esposo era su suave pelaje de color marrón y blanco y sus ojos del mismo color, aunque mas oscuros, habiendo compuesto el felino poemas y haiku dedicados a éstos y otros muchos atributos de su cónyuge.
En la entrada, al lado de la puerta, había un perchero con dos chaquetas colgadas, una gris y la otra roja. La primera era propiedad del perro. Éste buscó en uno de los bolsillos y sacó un pequeño teléfono celular de color gris y con la palabra Siekia encima de la pantalla. Se lo había regalado su hermano Ichiro, que era profesor laico de historia de Asia en la universidad de Dresde. Miró quien llamaba y leyó el número de la casa de los King. Ésto no le agradó mucho.No odiaba a los misioneros cristianos que vivían en Japón, pero sabía que que, a veces, los agentes de los servicios secretos mundiales se hacían pasar por religiosos preocupados por los furrys pobres para vigilar a la comunidad y denunciarla ante sus superiores, quienes actuaban con una brutalidad espantosa, a juzgar por los informes que le venían de la Federación Panamericana. A pesar de ello, un trabajo era un trabajo, por lo que contestó la llamada, apareciendo el holograma del religioso al hacerlo. Al ver el rostro enjuto, avejentado y severo de John, Akira exclamó con disimulada cortesía:
-¡Reverendo King! ¡Que grata sorpresa verle!
-Ahórrese el peloteo, detective Inu -le contestó bruscamente el hombre de Dios-. Tengo trabajo para usted.
-¿De qué se trata? Ya sabe que mis clientes me tienen a su entera disposición para lo que haga falta.
-Verá, mi hija Ayn va a ir esta noche a una fiesta en la discoteca Nirvana y no me hace gracia que esté allí sin la supervisión de un adulto.
-Bueno, entonces ¿por qué no ha ido usted mismo con ella?
-Porque no quiero que mi hija deje de confiar en mí. Por eso prefiero que sea usted quien le vigile y me avises si ahí algún problma.
-Oiga, King, yo soy investigador privado, no una niñera. Si es incapaz de cuidar a su familia, allá usted, pero yo soy un perro serio.
-Nadie le pagará como yo, le lo aseguro.
-Hombre, claro que no -había una nota de ironía en la voz del ex-poli-. Teniendo en cuenta el sueldo que cobran ustedes los humanos
-Mire, Inu, tengamos la fiesta en paz, ¿vale? Ahora lo que cuenta es la seguridad de mi hija.
-¡Pues le protege su tío, el de Canadá, pero yo no haré de niñera de nadie!
-¿Y si te dijera que el Nirvana es el centro de reunión de la yakuza?
-Entonces le contestaría que tendría que tener pruebas de ello.
-No las tengo, pero circulan rumores por la ciudad. Será mejor que hable con la policía para que le describan los detalles. De hecho, el comisario Iwasaki enviará agentes a la discoteca esta noche. A lo mejor necesita su ayuda.
-Está bien, pero si voy será solamente por los mafiosos, no por su hija, reverendo.
-Si no va a ser mucha molestia, detective.Se pasa por la sala que ha reservado su clase, mira a ver si está todo en orden y vuelve para contarmelo.
-El problema es que mi marido y yo nos llevamos muy bien con Ayn y no me gustaría que pensara que soy un burdo espía.
-No se tiene porque enterar. Puede decirle que has recibido un soplo acerca de esas reuniones y está investigando a los clientes.
-Bueno, pero si la cosa sale mal usted serás el único culpable. ¿Queda claro?
-Me comprometo a cargar con toda la responsabilidad, señor Inu.
-Eso espero.
-Bien, la fiesta empieza a las seis. ¿Estará allí usted y su compañero a esa hora?
-Estaremos como me llamo Akira Inu, reverendo.
-Le pagaré cuando me informe. Llámeme al móvil y nos reuniremos en la casa de té Nekame. Allí le daré sus honorarios.
-No faltaré. Ya tendrás noticias mías.
-Estaré disponible toda la tarde detective.
-Estupendo. Hasta luego, King.
-Hasta luego, Inu.
El perro colgó y volvió al comedor. El gato continuaba allí, no habiendo probado nada de la comida.
-He querido esperarte y comer juntos, como hacemos siempre -dijo al entrar su esposo- Era un felino doméstico de color negro, los ojos verdes y unos músculos relativamente desarrollados propios de un atleta. Llevaba puesto un kimono de seda de color azul con escritos relativos al bushido, al igual que él de Akira. Completaba el conjunto con unos hakama rojos y un obi blanco. Era un gato muy atractivo, además de valiente y noble, cualidades que su esposo apreciaba.
-De todas formas, no he tardado demasiado -le contestó.
-¿Quién era, cariño?
-Era el pastor de la iglesia anglicana de st. Michael. Quiere que me cuele en una fiesta en la discoteca Nirvana y vigile a su hija.
-¿Y no puede hacerlo él mismo? ¿O es que le tiene miedo a su propia niña?
-Pues parece ser que es lo segundo, Hiro. También me ha dicho que el local se ha convertido en el centro de reunión de la yakuza. Podríamos aprovechar y mirar que se traen entre manos Zheng Luofeng y sus esbirros.
-¡Miau! ¡Será la oportunidad perfecta para entrullarlo!
-Eso parece. Sin embargo, debemos ser prudentes. A saber lo que puede organizarse si el mafioso sabe que le vigilamos.
-Bueno, somos detectives. Es nuestro trabajo, ¿no? -señaló con evidente buen humor-
-Tienes razón. Además, no es la primera vez que nos vemos envueltos en una situación peligrosa. Recuerda nuestra época de policías.
-¡Ah, que tiempos aquellos!
-Pues es posible que nos veamos con algunos de nuestros ex-compañeros esta tarde, querido.
-¡¿Ah sí?! -¡Pues tendremos que ir con nuestros mejores trajes para causarles una buena impresión! ¿No crees, Akira?
-Si, pero primero comeremos y luego, a las cuatro y media, nos bañaremos y nos vestiremos.
-¿Nos lavaremos juntos como hacemos siempre? -El gato miraba a su marido con ojos pícaros y entrecerrados.
-¡Claro! Sabes que me gusta hacerlo. Es una de mis debilidades.
-Te quiero mucho, Akira.
-Y yo a tí, Hiro.
El perro se sentó en el zobatsu con las patas cruzadas y, cogiendo las garras del gato, acercó su cara, fundiéndose los dos animales en un apasionado beso que resumía su profundo amor y lealtad el uno con el otro.
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Re: Mi novela. Primer capítulo.

Notapor Venice » 08 Dic 2010, 16:09

Primero: Por mucho que algunos te conozcan del chat (me imagino que seras el mismo) lo primero que debes hacer al entrar al fondo seria presentarte, digo yo.
Segundo, si tiene contenido sexual lo mas seguro esque debas postearlo en la seccion de adultos
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Re: Mi novela. Primer capítulo.

Notapor Miaru » 08 Dic 2010, 18:15

¿Quién eres? ¿Toqueteos acá? :lol: Léase las normas, please.
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Re: Mi novela. Primer capítulo.

Notapor Knox » 08 Dic 2010, 18:29

Despues de tanto hablar de tu novela, Franky, me he quedado un tanto 'mneh...'
Esta bien, leible, pero no atrapa mucho, y tiene expresiones y descripciones que no se encuentran en los libros pero que si se encuentran en fanfics. A lo mejor con un editor. ..

Y no me ha parecido muy porno, la moveria a adultos por su tematica en general. Lo calificaria PG13~~

Y para los que no teneis nada mas que decirle a Franky, mas que 'Presentate' yo le ahorro el trabajo: Es Franky, deal with it 8-)
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Re: Mi novela. Primer capítulo.

Notapor Franky » 08 Dic 2010, 20:26

Ya te digo, Knox, que no es la redacción definitiva, antes de pasarla a la imprenta (si es posible) haré los cambios que tenga que hacer. De todas formas, es el primer libro que escribo.Pero gracias por el consejo, de todas formas.

Y, Miaru, no quiero la muerte del pecador. Sería conveniente para todos que enterráramos el hacha de guerra. Disculpame por haberme puesto tan borde a veces ,pero es que hay cosas que me las tomo muy en serio. A la vez, te perdono por lo que me hayas dicho.

Y si he de ser sincero, no me he fijao en la sección de adultos. De todas formas, si es pa adolescentes no creo que haya problemas.
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Re: Mi novela. Primer capítulo.

Notapor Miaru » 09 Dic 2010, 08:38

Bueno, ahora en serio.

Primero, lo del "pasado". El pasado es pasado, pasado está. Además, yo sólo hacía mi curro. De forma exagerada, pero lo hacía. Era el único que levantaba la mano. Que luego se lo tomaran mal algunos y lo llevaran a terreno personal o lloraran, a mí plim. Me largué de ahí al final, y punto pelota. Aunque hasta días y días después aún me llegaban "qué malvado era el gato negro". Luego me he visto con Sakari en Madrid y tan jodidamente amigos y sin problema alguno. Porque era un chat, nada más, y actuamos con sensatez y lógica. Oh, y de nuevo: mis disculpas a aquellos que no lo hice correctamente, como por ejemplo, Lynxsev, con el cual ya lo hablamos él y yo y también todo parece ir guay del paraguay. ¿Asustó el "bueno, ahora en serio"? :lol:

Y segundo, mi opinión sobre tu escrito. ¿Quieres hacer llegar un mensaje con él? ¿Tiene un argumento que enganche más tarde? El texto que has puesto parece ser un "pongámonos en la escena", pero encuentro que se habla demasiado de la situación y del mundo, un mundo basado al parecer en el real pero distorsionado sobremanera con principios atrasados en la sociedad (para ser 21xx). ¿No sería mejor irlo viendo poco a poco? También me parece que usar el término "furrys" para describir a estos seres me parece un tanto erróneo y "fanficoso", así como algunas de las descripciones de los personajes, faltaría pulirlas. El ejemplo más claro de ello es que, tras describir todo, ¡no queda del todo claro si andan a dos patas o a cuatro! Aunque lleven "ropa". Y el libro se llama ¿La Rebelión de los Carnívoros, o el capítulo 1? Supongo que aparte, esto último: ¿Ha sido aprobado tu libro? ¿Cuándo sale? ¿Cuántos capítulos tiene, y son de esta misma extensión?

Bueno, sin más, me voy yendo que hay sueño. No sé cómo escribo con tal soltura a estas horas. :lol: Oh, y suerte, supongo.
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